Grageas verdes, pastillas rojas, píldoras amarillas, cápsulas bicolor... Son solo una parte del amplio abanico de elementos del pastillero de un paciente crónico y de la mayoría de los pensionistas de este país y de esta comunidad, que dan trabajo al protector de estómago para resistir los efectos de 10 ó 20 pastillas al día. Es el caso de los pacientes renales en prediálisis o trasplantados. El Gobierno de Navarra dice que va a utilizar sus competencias para que los navarros mantengamos el máximo de bienestar posible. Me atrevería a asegurar, con todos los respetos a otros grupos, que los pacientes con enfermedades crónicas y los pensionistas son los colectivos más sensibles a estas medidas tomadas en el ámbito sanitario y, en concreto, en el farmacéutico.

Si entendemos que una situación tan delicada, por no decir crítica, como la actual requiere la búsqueda de medidas firmes y efectivas tendentes a paliar sus efectos, también entendemos y pedimos a los responsables políticos que sean conscientes de que dentro de la sociedad hay muchas situaciones que deben protegerse de manera especial y que quizá no sean quienes tienen que sufrirlas.