Raya ya alto el descrédito. Yerno y África dilapidaron lo poco que le quedaba. Las escopetas no son para la primavera, ni para las monarquías en franco deterioro. Todo era falso. El esfuerzo colectivo que el monarca pedía a la ciudadanía, él no estaba dispuesto a hacerlo. Mientras se difundían sus discursos apelando a la austeridad, él maquinaba carísimos safaris al corazón de África. Quien de día en los salones evocaba la civilización a la noche engrasaba sus escopetas para matar tan grandes, como entrañables animales. Habla de apretarnos todos el cinturón, quien no se priva de sus safaris en Botsuana... ¿Para cuándo nuestra emancipación? No es el ejercicio de evidente falta de mínima coherencia y responsabilidad de Su Majestad, somos nosotros/as quienes seguimos asumiendo nuestra subordinación, quienes seguimos aceptando semejante anacronismo...

Por las trompas al viento, por los marfiles que brillan a la carrera en las sabanas africanas; para que la conciencia alcance a los reyes y demás humanos que derrumban a cobardes tiros majestuosos elefantes. Por el derecho de nuestros hermanos de 4 patas a corretear libres por sus praderas sin amenaza de plomo borbón, de hierro de ningún tipo. Para que más pronto que tarde los más altos dignatarios sean vivo ejemplo de pureza, nobleza, genuino servicio a la humanidad, de auténtico amor a la madre naturaleza y sus reinos. Por la república de hombres y mujeres libres y autoempoderados en el marco de un mundo libre.