No hay nada patológico. Esta frase fue el resultado de varias consultas al médico de familia en el centro de salud; también la escuchamos por parte de cuatro médicos del servicio de Urgencias del Hospital Virgen del Camino. No es fácil entender todo lo que dicen, no estamos habituados a esa jerga ni a esos términos, pero a modo de que entendiéramos bien, concluían la visita diciéndonos que no había nada patológico. Digo había, porque ya no hay patología.

No hay nada patológico. Patológico dícese que indica o que constituye una enfermedad. Esta la intuyeron mediante una ecografía el 5 de mayo, la detectaron mediante un TAC el 7 de mayo y la madrugada del 18 de mayo todo terminó.

Por lo visto, detectar una patología llamada cáncer de estómago no resulta fácil, porque se puede confundir con síntomas no graves, y se sabe de él cuando el estado está bien avanzado? Todo esto, con pocas palabras, lo entendemos. Lo que no entendemos es cómo no se pudo intuir nada en ninguna de las visitas médicas que tuvo (diez en total). A nadie le hizo sospechar que esos síntomas conllevan algo más y que duraba demasiado tiempo, nadie se molestó en saber más, en investigar más, en buscar más, en ir más allá en el diagnóstico. El diagnóstico era rápido: no hay nada patológico. Me preocupa, y mucho, pensar que la patología de los médicos sea falta de humildad y profesionalidad. Los médicos que la trataron trabajan en un centro de salud o en el servicio de urgencias, pero a estos se les olvidó trabajar bien. Sabemos que el final de nuestra madre habría sido el mismo, pero hasta la víspera de ingresar por voluntad propia estuvo siguiendo las prescripciones médicas. Un diagnóstico ligero y rápido, igual de rápido que el final de nuestra madre. Y también lo fue nuestra respuesta ante si queríamos hacer una autopsia: ¿para qué? Ahora ya no hay nada patológico.

Nota: Sin duda no podemos dar las gracias a todos los profesionales que atendieron a nuestra madre en esas consultas previas al ingreso ya que, con dinero de todos nosotros, se gesta la falta de profesionalidad de muchos de ellos. Ya lo decía Einstein: "En lugar de ser un hombre de éxito, busca ser un hombre valioso: lo demás llegará naturalmente".