En estas últimas semanas, el Gobierno de Navarra y UPN han construido un muro, un muro contra el que chocarán los independentistas en su intento de terminar con la identidad de Navarra, hasta aquí lo que sabemos, el objetivo que pretenden alcanzar aún puede ir más lejos.

Desde mi punto de vista, y siempre respeto el de los demás, UPN se ha encerrado en sí misma anticipando sus claves para la próxima campaña electoral, tiempo al tiempo porque no oiremos hablar de otras cuestiones. Mociones e interpretaciones, discursos diferentes del Gobierno, de UPN y de sus líderes y representantes, rectificaciones, explicaciones que son imposibles de entender, al menos para mí, han creado una verdadera vorágine que ha terminado, si es que lo ha hecho, al otro lado de un muro de reciente construcción.

Qué imagen más triste.

Yo, que siempre he apostado y defendido que seríamos capaces los ciudadanos de ir borrando líneas rojas, estaba equivocado, cada vez las líneas rojas son más, y más, y ahora se levantan muros que dividen mejor.

Nadie hace nada contra las divisiones, al contrario, pero un Gobierno no debe de promoverlas, es un Gobierno para todos los ciudadanos, nuestra voluntad está reflejada en el Parlamento de Navarra, y esa voluntad es incuestionable, nadie puede negarla. Nunca participaré en ninguna actividad que sustente su propia existencia en la división, el enfrentamiento, y si me apuran, el odio entre ciudadanos, porque estaba equivocado y desde hace ya muchos años que no se trabaja en la dirección de normalizar las vidas de quienes en esta comunidad viven.

Pronto veremos como ocurre más de lo mismo con el informe de la Guardia Civil sobre el modelo D. En este tema no soy muy contemplativo, me parece que serán inexplicables muchas de las cuestiones referidas a él.

No es aceptable que se investigue a unos 1.500 profesores. Sobre esta cuestion el Parlamento no debiera de pisar el freno, es grave, muy grave, y presumiblemente ilegal. En realidad es un maltrato a los derechos de muchos ciudadanos, muchos derechos presumiblemente vulnerados. Hay responsables del encargo del informe, hay una serie de calificativos injustos, hay una filtración del informe a medios y a otras personas que afirman haberlo leído, todo esto no es casual. Está en propiedad del Gobierno de Navarra, deberán explicar cómo ha llegado, aquí tiene un reto el Parlamento de Navarra, exigir y depurar responsabilidades, civiles, penales y políticas. Los daños son fácilmente evaluables y ya están hechos, en manos del Parlamento está impedir que los responsables, en todos los ámbitos, eludan sus responsabilidades.

Confieso que, sin alcanzar la asunción plena de responsabilidades, el Parlamento fracasará y no se preocupará de la defensa de los derechos de los ciudadanos de nuestra comunidad. Así lo creo y lo creeré a no ser que el tiempo me vuelva a demostrar que hoy estoy equivocado.