El informe de PISA sitúa a los estudiantes navarros a la cabeza en matemáticas, ciencias y lectura. Es algo de lo que nos podemos sentir orgullosos, sin embargo, hay gente que le da excesiva importancia a estos resultados. Cada día son más relevantes los estudios, tener una carrera, una buena universidad y, más tarde, tener un buen trabajo. En definitiva, cada día importa más el futuro y la posición social o laboral. Desde el principio de nuestras vidas nos educan para seguir un camino que en el futuro nos permita llevar una buena calidad de vida. En este camino nos exigen buenos resultados académicos y nos enseñan a ser los mejores en lo que hacemos. Pero yo me hago una pregunta, ¿dónde se ha quedado la importancia de ser mejores personas?

Parece que lo más importante, desde pequeños, es memorizar, pero sentir, crecer como personas y ser la mejor versión de uno mismo no está de moda. A nuestra sociedad le importa mucho el éxito escolar y profesional pero no es capaz de ver y reconocer a una persona grande en su interior.

Sin darnos cuenta, creamos un mundo en el que no hay variedad de personas, todos somos parecidos ya que todos hemos aprendido a memorizar de la misma manera. Lo que hace de cada persona diferente es lo que esta puede sentir o reflexionar. Si no desarrollamos nuestras capacidades para ser distintos, si no tenemos empatía y ganas de servir a los demás, y si no tenemos un afán de crecer como personas, ¿qué será de nuestro mundo en el futuro si todos somos iguales?