Hace poco un sacerdote hablaba de unas vivencias, llámese de armonía y apostolado en relación a los actos sociales asociados a una parroquia y con un grupo de seguidores más o menos asiduo. Todo eso está bien, pero yo no lo considero como el aprendizaje del conocimiento de la armonía. Es como querer aislarse del resto de la sociedad, a la vez que se practica algún rito y ciertas reflexiones sobre determinadas creencias. Es como decir: “nosotros ya hemos logrado un poco de armonía y podemos ser ejemplo para otros”.

También hace poco uno hablaba en otra carta sobre ciertas reflexiones o claves que ha plasmado en un libro para lograr objetivos de mejora relacionados con el humor. Yo digo que lo primero se parece a una secta y lo segundo se evade del conjunto de la persona para incidir en un aspecto determinado. ¿Cómo se podría conocer la armonía si uno no ha discutido alguna vez con casi todos? ¿Acaso teniéndole miedo al aspecto doloroso de la desarmonía, se podría conocer en plenitud el lado de la armonía? ¿De qué serviría que una persona lograse aparecer desde su aspecto más positivo en apariencia, si ese humor respondiese a una mecánica de vendedor de cualquier tipo de producto?

Una cosa es la psicología aplicada de una forma puramente de hábitos aprendidos y otra cosa que la persona realmente cambie por dentro en el conjunto de su manera de ser, y en consecuencia surja una actitud positiva que redunde en mayor humor. Así pues, para conocer el amor no hay que hablar de ello hasta desgastarlo, ni tratar de casarse cuatro veces. Si uno hubiese llorado durante tres años seguidos todos los días, a lo mejor se ha sensibilizado su corazón como el de los niños. Y cada vez que riñe con otro sufre cien veces más que los que tienen el corazón a prueba de guerras y desplantes.

El que quiera entenderá algo, los demás seguirán con su propio rollo y diciendo: “lo que yo he experimentado es lo máximo y lo mejor que existe”. ¿Cuántas personas buscan este tipo de libertad profunda del ser y de sabiduría basada en su propio desgaste del alma?