Se está acabando el mes de junio y Pamplona es una olla donde hierve la alegría a un fuego cada vez menos lento. Y sobre la ciudad se extiende una bruma cada vez más rápida. Es la bruma poderosa del olor del toro que, cual monzón tropical, invade con cadencia anual a esta gloriosa ciudad. Cada época posee sus circunstancias y, en la actual, las corrientes de opinión contrarias a la fiesta de los toros son numerosas. Desde el respeto a estas sensibilidades dispares a la nuestra y mediante este escrito dirigido a su periódico, la junta directiva del Club Taurino de Pamplona quiere advertir que la tauromaquia no pertenece a ninguna ideología política. Asimismo, ningún espectro político tiene legitimidad alguna para abanderar la absurda cruzada antitaurina que acontece hoy en día. La primitiva especie del toro salvaje, o de lidia, ha sobrevivido hasta nuestros días en la Península ibérica gracias a la fiesta de los toros. En Navarra, tierra de tradiciones, ésta es la tradición más arcaica y su origen se pierde en los primeros documentos históricos. La mayoría de historiadores consideran que fue en nuestro Viejo Reino donde nació el toreo a pie con capa, en un contexto de reacción popular a la prohibición de Felipe V de festejos de toros y caballos entre la nobleza de la época, allá por el 1700. Volviendo a nuestros tiempos, la Plaza de Toros de Pamplona se llena en San Fermín, tarde tras tarde, de una masa de público tan variopinta como es la ciudad misma. Y es aberrante aseverar que esta realidad es una manifestación pública de tortura o maltrato animal. Es aberrante porque no distingue a la humanidad de la animalidad. Las corridas de toros son buenas para la ciudad, entre otras cosas porque unen a una sociedad dividida en el ambiente festivo sanferminero. Pocos reductos supervivientes a la globalización hipócrita quedan hoy de la fiesta de San Fermín, y la Plaza de Toros es uno de ellos. Dice la sabiduría popular que no hay que mezclar el tocino con la velocidad como así toda persona tiene derecho a identificarse, sin ambivalencias, con cualquier espectro político y la afición a los toros.

Desde el Club Taurino invitamos a todo el mundo a aventurarse en el conocimiento de los principios de la tauromaquia para el mejor discernimiento de los lances que van sucediéndose en el ruedo. A las personas cuya sensibilidad les impide contemplar la lidia de un toro bravo les pedimos respeto. Y a los políticos les pedimos que cuiden la Feria del Toro como lo que realmente es: un patrimonio cultural de esta tierra. ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!

Presidente de la junta directiva del Club Taurino de Pamplona, en representación de la misma