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Mirando a los ojos

Mirar a los ojos a un animal es verte las entrañas. Lo recomiendo a quien no lo haga, porque con pocas experiencias aprenderás tanto de ti mismo.

Hoy se han revuelto las mías, buscando miradas en las fotos del centro de atención de animales (antiguo Lazareto) donde los recogen y reponen, al igual que en la Protectora de Mutilva y tantas otras.

Rojo es un perro de 9 años ya, que lleva casi dos años allí, es un perro bueno y por el que su amigo del alma, su dueño, luchó por dejar en una familia que lo amase antes de morir de cáncer. Pero esa familia no tuvo palabra.

Rojo sabe que ahora no le aman, porque en su día lo adoraron y vive con ello, lo siente en sus carnes. Se me amontonan pensamientos, mayores, enfermos, débiles y ya no nos quieren, solo nos acompaña la soledad.

¿Humanos? No hasta que no sintamos a los animales como hermanos que son ¡Ayyyy! yo quiero y no puedo ya más y tanta gente que podría y no quiere porque no les mira a los ojos, creo yo.

Rojo y varios Rojos más esperan allí, incluso cachorros que crecen allá, pasando su vida sin vivir, sin poder dar su inmenso amor.

Ojalá leáis esto y echéis una mirada, os sorprenderá lo que vais a ver, en los ojos de ellos y en vuestra alma.

¿Queréis conocer la felicidad? Pues adoptad animales y os aseguro que lo haréis, sin duda, infinitamente.

Mirad, por favor.