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Lavar la cabeza a un burro

Según refrán popular: “Querer lavar la cabeza a un burro es malgastar tiempo y jabón”. Pero, por más que se les explique, los yankees se empeñan en ello y solo experimentan fracasos: no hay manera de convencerles de su inutilidad. Parece una ley sociológica que el poder absoluto obstruye las meninges de los que mandan, aunque sus aliados serviles tengan que reírle las ocurrencias. Su historia es una secuencia interminable de errores cuyas consecuencias repercuten en todos los países que dependen del maná que les provee el imperio. Al presidente Kennedy le liquidaron las tramas ocultas porque era de izquierdas. Pagaron el pato unos pringaos. Es ya un lugar común hacer mención a su intervención en Corea dividiéndola en dos, con el grano del norte convertido en divieso nuclear.

De Vietnam medio millón de sus héroes salieron en ataúdes de madera y otros tantos internados en centros psiquiátricos. Son los patriotas descerebrados que siguiendo el ritual, periódicamente ametrallan a niños saliendo de las escuelas, después, son abatidos por la Policía impunemente. Recibieron una lección de los barbudos cubanos en Bahía Cochinos al intentar “liberarles del comunismo”. En represalia la Navy bloquea la isla durante 50 años. Han tenido que admitir su fracaso y han levantado el cerco. Apoyan el régimen genocida de Israel contra Palestina, lo que ha convertido a todo Oriente Próximo en un polvorín de armas manchadas de petróleo. Manipulan la OTAN, con la inestimable presencia de nuestra España entre otros países sumisos, el monumental, pero explicable fenómeno de ISIS, compuesto por fanáticos terroristas suicidas cuya gloria es morir reventados con un cinturón de explosivos, causando la muerte de inocentes que han tenido la mala fortuna de estar en el lugar y en el momento inadecuados.

Y los EEUU y la OTAN se empeñan en dar una solución militar imposible a lo que debería ser analizado como consecuencia de la destrucción de Irak en represalia por humillación que les supuso las Twin Towers. Ahora parece que les ha entrado la cordura eligiendo presidente a Donald Trump, expulsando a los inmigrantes, construyendo una valla a lo largo de la frontera con Méjico o polucionando el planeta con gases venenosos despreciando los criterios de los científicos. Quizá la solución sea el impeachment y le destituyan, pero volverán a elegir a otro aún mejor, quizá a Silvester Stallone.