Un esfuerzo diferente es el que está realizando, por ejemplo, Michael Schumacher, que sufrió un accidente muy grave y está intentando recuperar sus capacidades. Estaba acostumbrado a vivir de una manera que dominaba bien, pero de repente la situación le domina a él. Cuando un alpinista vive estados de congelación de algunas partes de su cuerpo, y sabe que arriesga mucho su vida porque ha vivido de cerca el perder de repente a compañeros, todo eso es un esfuerzo grande pero yo no considero un esfuerzo diferente. Sería diferente si, por ejemplo, Alberto Iñurrategi decidiese pensar en el porqué y cómo de la vida y en base a ello dijese: ¿De verdad la mejor manera de aprovechar el resto de esta vida es seguir haciendo lo que hago? Y decidirse por una actividad de mayor servicio hacia otros o de un trabajo interno más profundo. Esfuerzo diferente es cuando uno se enfrenta a dos cosas: a su ego de sentirse reconocido por lo que hace y el desapego material. Se dice: “La vida es injusta”. Yo diría: tiempo al tiempo. Vivimos en base a ciclos. “Que engorde el cerdo para el día de la matanza”, se dijo. Los que ahora dominan el planeta y se han convertido en auténticos demonios ciegos de vanidad y tiranía (tal vez en pocos años), caerán de repente hasta un infierno infinito y se encontrarán como en un sueño de terror, dolor y miseria. Porque si no, nunca detendrían su inercia maligna. Se puede cambiar por decisión personal o porque las circunstancias nos obligan a hacerlo. El otro día decían en la radio que muchos de los que se suicidan no es por enfermedad mental. Son personas mayores que se encuentran de forma inesperada en un grado de soledad y con las capacidades restringidas que no son capaces de soportar esa situación. Esfuerzo diferente es estar mentalizados a soportar lo que nos llega. La vida no se equivoca, somos nosotros.