43 mujeres asesinadas en lo que va de año. Desde siempre se ha achacado el mal del mundo a las mujeres. Desde Pandora con su caja de los horrores, hasta Eva con su pecado original. También tenemos a Medusa, el monstruo con serpientes en vez de cabello que convertía a la gente en piedra por su fealdad. Mujer convertida en monstruo como castigo por ser violada por Poseidón. Quemadas vivas por brujas, encarceladas por pedir derechos, maltratadas, vejadas. Todo por ser mujeres. Aún hoy podemos ver cómo en un Estado como el español sigue esta lacra que parece no querer desaparecer. Como si de una maldición se tratase, día sí y día también los informativos abren en sus cabeceras con violaciones, agresiones, actitudes sexistas por parte de hombres poderosos y no parece que la situación vaya a cambiar mucho. Violaciones y agresiones perpetradas por gente joven. Gente que no pertenece a una generación criada y amamantada en una dictadura que relegaba a la mujer a un mero adorno, sin derechos y sin capacidad de decidir.

¿Hasta cuándo van a tener que seguir aguantando las mujeres esto? ¿Hasta cuándo van a tener que salir con miedo a la calle? Todos se llevan las manos a la cabeza cuando ocurre una desgracia, pero ¿se hace algo? ¿De qué sirve que se les llene la boca a los políticos con penas más duras? ¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que esto es una cuestión educativa? Una educación que eduque en la igualdad, en el respecto por los demás y que enseñe que no es no y punto. ¿Cuántas mujeres van a tener que morir hasta que se tomen medidas efectivas? Desgraciadamente muchas, porque la educación no es el fuerte de este país, porque llegar a acuerdos que garanticen los derechos y las libertadas de las mujeres no da muchos votos, porque la educación en este país es pan para hoy, hambre para mañana.