Tanto la eutanasia como el suicidio asistido son delitos en España que se pueden pagar con, por lo menos, 5 años de cárcel. ¿Pero qué hay de lo que nosotros queremos y del sufrimiento de nuestros familiares al vernos padecer? ¿Y no poder hacer nada para aliviar el dolor?

Todos tenemos la libertad de decidir el final que queremos y de la manera más digna, sin dolor ni sufrimiento, porque no sólo la persona enferma sufre por su propia enfermedad, también influye el sufrimiento de las personas que la rodean. No es saludable alargar una muerte segura y llena de dolor si se supone que cada persona tiene total libertad de decidir en sí mismo lo que desea hacer y cómo desea vivir.

Así mismo, no todos los casos son semblantes y se podría mal interpretar el fin de esta práctica, por lo tanto debería haber una investigación exhaustiva del caso para poder determinar su justificación.

En conclusión, seamos partidarios o no, todos deberíamos preguntarnos si vale la pena vivir muriendo o morir con dignidad.