El libro no es de quien lo escribe sino de quien lo lee. Un libro es como un árbol en flor. La brisa y el viento se llevan las hojas y más tarde cae el fruto; si arraiga en el suelo estamos ante el torbellino de la vida de nuevo. Solo hay que mirarlo crecer; si no lo miras no existe. Un libro en una biblioteca es como las estrellas en el firmamento: se expanden creando el espacio e iluminan creando la luz y el tiempo. Si albergan sentimiento crean la vida. “La luna es un pozo chico, las flores no valen nada, lo que valen son tus brazos, cuando de noche me abrazas”. Federico.