Desde 2018, las compañías eléctricas están desconectando o cerrando sus obsoletas centrales de carbón en el norte del país con despidos masivos y escasos planes de reconversión profesional y local.

Y justamente desde entonces importan masivamente electricidad generada con carbón desde Marruecos (de julio 2018 a mayo de 2019: 920 GWh o la cantidad necesaria para suministrar a una ciudad como Santander por un año), y sin pagar la tasa europea sobre emisión de CO2 (en total: 18 millones de euros).

¡Así, el oligopolio eléctrico practica una deslocalización salvaje! ¡Pero ni la contaminación ni los destrozos del cambio climático reconocen las fronteras!

Revela también que las costosas interconexiones eléctricas con los países vecinos no sirven para exportar renovables, sino para importar electricidad a precios artificialmente bajos, de carbón desde Marruecos y de origen nuclear desde Francia (8,5 veces más). Esto no supone ningún beneficio para el consumidor, cuya factura no deja de aumentar (más del 55% en una década), siendo la cuarta más cara de la UE. Así, al igual que las más de 2.000 personas que se manifestaron en Granada el 13 de abril contra estos abusos, solicito a las autoridades estatales y europeas, que supuestamente defienden el interés público, una moratoria inmediata de:

1. Las importaciones de electricidad sucia desde Marruecos y Francia, y eso sin riesgo alguno sobre el suministro por la alta sobrecapacidad de generación en España que excede en 2,4 veces el pico de la demanda.

2. Todos los proyectos de autopistas eléctricas, como la Itsaso-Castejón-Muruarte y de interconexión, como entre Pamplona y las Landas.

Asimismo, les pido que apuesten por una verdadera transición energética, realmente sostenible y socialmente justa, fomentando el ahorro energético, el autoconsumo y las renovables en redes de distribución locales.