Ha finalizado el juicio del procés, algo que debía haberse solucionado por la vía política y nunca debía haber llegado a un tribunal de justicia. Qué actuación tan nefasta la de pretender y conseguir llevar en un Estado de derecho a un tribunal de justicia, como el Supremo, el asunto en cuestión. Estos políticos catalanes juzgados por el Tribunal Supremo no se merecían el trato que se les está dando, y mucho menos la prisión incondicional a la que han estado sujetos. Se les está juzgando por algo que no merece ser tratado en un tribunal supremo, ya que todo es de índole política. No es normal que en un Estado de derecho que no necesita protegerse de nada, y mucho menos de unos políticos catalanes que lo único que pretendían era convocar un referéndum para validar si el estado catalán está en disposición de alcanzar la libertad que le es negada por este Estado.

La postura del Estado español, y seguramente la justicia con su sentencia, servirá de escarmiento para que aquí nadie se mueva en este estado que dicen de derecho. Si ésta es la democracia que nos han preparado deberán hacérselo mirar porque están tremendamente confundidos, ya que la libertad es un derecho que corresponde al individuo y al pueblo catalán en su conjunto. La historia recordará los nombres que han sufrido este proceso, así como los nombres del tribunal que les ha encausado. Esperemos que todo termine felizmente para los encausados y el castigo inmerecido de cárcel les sirva para sentirse más fuertes políticamente.