Me pregunto si tenemos remedio, si todavía tenemos remedio...

Sin descanso hablamos de lo muy dejada y maltratada que está nuestra maravillosa naturaleza; de lo muy abandonados y sucios que están nuestros pobres mares por lo mucho que arrojamos en ellos... De cómo aparecen cadáveres marinos y sus intestinos llenos de plástico; y de cómo resultan atrapados y enjaulados hasta morir por todo aquello que arrojamos al mar... También las aves aparecen envenenadas con basura en sus tripas... Perseguimos y aniquilamos todo animal viviente como trofeos por su marfil, pieles, astas, etcétera. Todo se compra y se vende. Sabemos que la Tierra la tenemos en usufructo, pero la destrozamos... Me pregunto si hallarán solución nuestros nietos a toda esta barbarie; pero observando cómo adolescentes a su paso junto a papeleras arrojan al suelo envoltorios de sus almuerzos cuando salen al recreo, creo que ya no tenemos ningún remedio.

No sólo hablo de mi pueblo; estoy pensando en los pueblos, en todos los pueblos del mundo...