vivimos una época de globalización económica, avances tecnológicos y científicos, riesgos medioambientales, etcétera, que tienen consecuencias sociales, políticas y económicas tanto a nivel mundial como local. Por lo tanto, se plantean nuevas necesidades y dilemas que debemos resolver. Estas transformaciones están afectando tanto a la forma en que se organizan los países como al modo en que las personas nos relacionamos y pensamos. Además, este proceso está haciendo que cada vez más sectores estén quedando excluidos de los bienes del planeta y de las decisiones sobre ellos. Los principales problemas ambientales, políticos y económicos a los que se enfrenta nuestro mundo han quedado recogidos por Naciones Unidas en los Objetivos Desarrollo Sostenible (ODS) que son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todas las personas. Estos 17 objetivos se interrelacionan entre sí e incorporan los desafíos globales a los que nos enfrentamos día a día, como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la salud, la paz y la justicia.

La juventud somos uno de los grupos más vulnerables a la crisis económica y a la globalización. Actualmente, existen en el mundo 1.800 millones de jóvenes entre los 10 y 24 años. Es la población juvenil más grande de la historia, sin embargo, una de cada diez personas jóvenes vive en zonas de conflicto y 24 millones de ellas no asisten a la escuela. La inestabilidad política, los desafíos del mercado laboral y el limitado espacio para la participación política y cívica han llevado a nuestro aislamiento de las sociedades.

En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud, una celebración anual que busca promover el papel de las personas jóvenes como protagonistas en los procesos de cambio y generar un espacio para concienciar sobre los desafíos a los que nos enfrentamos. Este año, el Día Internacional de la Juventud hace hincapié en el objetivo número 4 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: “Garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todas”. Como manifiesta Naciones Unidas, una educación inclusiva y accesible es imprescindible para lograr el desarrollo sostenible y construir un futuro mejor para las personas y el planeta.

La educación nos debe llevar a unos resultados de aprendizaje relevantes y eficaces, vinculados a un futuro desempeño profesional, pero es difícil que contribuya de verdad al progreso de la humanidad si no da respuesta a las oportunidades y dificultades que traen los nuevos cambios sociales y desarrolla competencias necesarias para vivir en una sociedad mejor en un mundo globalizado.

La juventud sí tiene ganas de participar en los procesos sociales y políticos. Las jóvenes, además de adquirir nuevos conocimientos técnicos, queremos y debemos aprender sobre las relaciones humanas, la participación social, la solidaridad, el pensamiento crítico, etcétera. La juventud de hoy sí tiene ganas de participar en los procesos sociales y políticos, pero no sabe cómo colocarse ante una sociedad que nos exalta y reprime. No confiamos en el sistema educativo que limita nuestra creatividad, individualidad y nuestras capacidades. Nos sentimos decepcionadas por las gobernantes, que hablan por nosotras y, por eso, buscamos y valoramos como prioritario, espacios donde nuestra voz sea escuchada. Las personas jóvenes necesitamos espacios en los que poder crecer y formarnos para ejercer una ciudadanía activa para la transformación social, como son los grupos de acción social de Medicusmundi en los que participo. Necesitamos espacios donde reunirnos con otras personas, desarrollar habilidades y adquirir las herramientas necesarias para desarrollar soluciones innovadoras a los problemas más grandes del mundo. Hacen falta alternativas para aprender las cosas que no se aprenden en las escuelas, espacios donde se valore nuestra opinión y eso nos haga sentir más útiles e importantes de lo que, muchas veces, la sociedad cree que somos. Es fundamental, generar espacios de participación real donde las personas jóvenes seamos protagonistas del cambio social. Necesitamos que la sociedad y el sistema educativo nos acepten y nos escuchen porque somos capaces de generar respuestas a los problemas mundiales de nuestro tiempo y no es posible el cambio sin nuestra participación. Si queremos que las personas jóvenes sean protagonistas de la transformación social, es imprescindible que la educación vaya mucho más allá que las notas de un examen? ¡Somos el presente y el futuro del planeta!

La autora es miembro de los Grupos Acción Social Medicusmundi NAM. Tiene 17 años y participa desde hace dos años en los Grupos de Acción Social de Medicusmundi, de los que será monitora a partir del próximo curso. Samira es miembro del Parlamento Joven de Navarra. Más información sobre el proyecto Medicus Joven: https: //lasaludunderecho.es/especiales/medicusjoven/