Las fiestas de Tafalla vuelven a recordarnos a Roberto de uno u otro modo. Se agradece especialmente la representación en la pancarta de la Peña El Aguazón. Evocando un conocido cuadro, el alcalde de Tafalla lidera un grupo dispuesto a iniciar trabajos en la riada. Roberto aparece a su derecha con una carretilla, colaborando como si todavía estuviera con nosotros.

Aunque sea una pancarta, verlo junto al alcalde y algún otro político, hace inevitable traer a nuestra memoria el tratamiento del anterior alcalde y su ayuntamiento al asunto de Roberto y que quedará pendiente para los siguientes ediles.

La muerte de Roberto a manos de dos menores se produjo tras unos hechos ocurridos en la Casa de la Juventud de Tafalla en defensa de una amiga y mobiliario del local. Dada la inacción del Ayuntamiento, los familiares y amigos solicitaron algún posicionamiento al respecto. La única respuesta del Ayuntamiento fue un escrito incomprensible donde destacaba “? la vida de Roberto se vio segada por alguien que seguramente no tendría motivos para ello...”. Ante tal disparate, los familiares se negaron a colaborar con un comunicado en el que se daba a entender que sí podría haber motivos en alguna ocasión para acabar con la vida de un ser humano...

Semanas después, el Ayuntamiento llamó a la familia para requerirle el pago de la utilización de dos salas en la Casa de la Juventud para dos cuestiones relacionadas con su muerte, una charla y una breve entrevista en el lugar de los hechos. Lógicamente, se abonaron y da idea de la posición que el Ayuntamiento comenzó a tomar en este asunto. Se puede adivinar que no hubo ningún apoyo legal, psicológico o de cualquier otro tipo por parte del Ayuntamiento, ni otras instituciones públicas, pese a que los hechos se produjeran en un local municipal.

Finalmente, fue necesario que el Defensor del Pueblo interviniera para que el alcalde don Arturo Goldaracena tomara la primera iniciativa pública sobre el tema. Tras el requerimiento del Defensor, el Pleno del Ayuntamiento aprobó una Declaración Institucional en la que, por fin, se abordaba el tema y se condenaban los hechos, pese a que el grupo del alcalde, Bildu, nos había trasladado que no condenaba asesinatos y que eso era tarea de la Justicia.

La Declaración aprobaba tomar “medidas en favor de la memoria y recuerdo de Roberto Requena”, concretándolo posteriormente en un acto público, escultura de la memoria y placa conmemorativa. La familia propuso incluir la elaboración de un protocolo para asistencia a familiares en casos de víctimas menores en el Gobierno de Navarra.

En lo referente a la escultura, se acordó que familia y amigos se encargaran de realizarla y el Ayuntamiento de instalarla. La familia hizo una cuestación popular y la escultura salió adelante gracias a la colaboración de multitud de vecinos y colectivos. Al pie, se incluyó la frase: “A todos los jóvenes cuyos comportamientos cívicos contribuyen a una sociedad más pacífica y solidaria”. Sin embargo, quedó y queda pendiente el trabajo de ubicación por parte del Ayuntamiento.

El anterior alcalde despidió la legislatura sin organizar, ni participar en un solo acto en torno a la memoria de Roberto, pese a todos los celebrados por familia, amigos y colectivos. Incluso, el propio alcalde pasaba casualmente por la calle Mayor en uno de ellos, pero al verlo, trató de pasar desapercibido y aceleró el paso sin ni siquiera saludar a los que allí nos encontrábamos.

Estos son solo algunos de los hechos y despropósitos en los que no es posible extenderse dado el formato del texto. Recordando lo vivido con el anterior ayuntamiento y viendo la pancarta con el actual alcalde junto a Roberto, solo cabe esperar que la cercanía a este tema no solo se produzca de forma anecdótica en las pancartas, sino también en el reconocimiento a los chavales del pueblo y actuaciones que dignifiquen su memoria.

Los autores escriben en representación de la familia y amigos de Roberto Requena