Hoy tan de moda, he decidido investigar su historia.

Antes ya del homo sapiens, el hombre apuntaba barba, difícil era afeitarse, pues pocos lo hacían bien. Famosos bárbaros la tuvieron, y políticos también, artistas, jueces famosos, piratas y hombres de ciencia, a algunos les sentaba bien.

A dos encontraron solos, que al ser descubiertos por cien, nombre a una isla dieron, que muy famosa fue después, ¡barbados! dijo el pirata a esta isla llamaremos, aunque afeitarlos tuvieron a los dos náufragos después.

Observadores se dieron cuenta, que los que tenían mucha cara, con barba más reducida les quedaba. ¿En quién te reencarnarías? Preguntaban alguna vez, y cada uno ya tenía el personaje que quería ser. ¡Oh barba milagrosa! De lo que tú has sido capaz, contentando a cada ser, qué insatisfecho de su imagen, los has cambiado de tal forma, que nos llegan a entretener.

Del bigote nada dicen, ya que pequeño suele ser, y solo los de bonitas narices se lo debieran de poner, pues las narices no engañan, y han de tener presente pues, que el bigote las subraya.