Señores diputados, este es un país serio. Es un país normal. Abre los telediarios con esos paseos por planta de su rey emérito. Las revistas del corazón y los suplementos dominicales ya preparan portada y reportaje de las princesas junto a la reina con el renovado vestuario y complementos para el curso que se inicia. El monarca se ve obligado a dejar fuera de la lista a muchos de los incontables eventos a los que ha sido invitado, mientras en la Casa Real ultiman calendario para el protocolo de recibimiento a jefes de Estado que tienen anunciada su visita. Los jueces y juezas siguen metiendo en la cárcel a algunos de los políticos corruptos, e incluso siguen en prisión preventiva los políticos catalanes en espera de sentencia, lo que para una gran parte de la opinión pública supone una sobreactuación manifiesta de la judicatura, y casi indefendible, habiendo como hay dos millones de catalanes como colaboradores necesarios a los que ni la Fiscalía ni la judicatura se atreven a involucrar, desde mi punto de vista, porque eso es, a todas luces, un problema político y no judicial.

Este es un país normal. Es un país serio, capaz de aguantar la prórroga de los presupuestos de Montoro sine die. Que procura llegar y llega a pactos políticos entre las diversas fuerzas en parlamentos autonómicos y en ayuntamientos. Este es un país serio, señores diputados, y el pueblo les está exigiendo en el presente y en el futuro más inmediato llegar a pactos y a gobiernos de coalición para que esto funcione. Trabajen. Trabajen para que la Monarquía Parlamentaria no se convierta en mera Monarquía No Muy Parlamentaria, evidente indicio de algo mucho peor. No teman? Trabajen. No consientan que sus cargos no lleven en sí ninguna responsabilidad y sólo tengan ventajas. No consientan ser unos diputados sine cura.