Una de las palabras que se han tirado los políticos a la cabeza en las últimas negociaciones para formar gobierno es la confianza o mejor dicho la ausencia de confianza que existe entre ellos. He reflexionado un poco sobre los aspectos que nos ofrece la clase política actual en torno a la confianza y he llegado a la conclusión de que efectivamente en eso sí tienen razón, no se puede confiar en las personas que hacen de la política su trabajo. Voy a poner algunos ejemplos, como la reacción que tuvieron ayer tras conocerse que íbamos a elecciones. Oye, cuando hablaban de lo que han hecho para evitarlas todos lo han hecho perfecto si hablan de lo que ha hecho su partido, y todos ven en el resto de partidos los responsables o los culpables de que tengamos que volver a votar. Esto no genera confianza más que a quienes da de comer el partido.

Otro ejemplo es la forma de contestar o mejor dicho de no contestar a las preguntas incómodas que les realizan sobre su partido o miembros de su partido. Todos eluden la respuesta con un montón de palabras que suelen estar relacionadas con los defectos de los demás partidos. Esto no genera confianza más que a quienes da de comer el partido. Lo mismo ocurre cuando hablan o escriben en los medios, lo más común es que se dediquen a hablar mal del resto en vez de explicar sus propuestas y si se les escapa alguna propuesta en medio de las feroces críticas y los discursos del desprestigio contra los demás, suelen ser generalidades que todos los partidos las firmarían. Esto no genera confianza más que a quienes da de comer el partido.

Es muy común que la hemeroteca les enfrente a grandes contradicciones ante situaciones similares como le ha ocurrido esta vez a Sánchez pidiendo responsabilidad patriótica a la derecha y, sin embargo, él dejó el escaño cuando le pidieron exactamente lo mismo en la anterior legislatura. Esto no genera confianza más que a quienes da de comer el partido. Todos los partidos están de acuerdo en que no quieren elecciones y mira tú que por segunda vez se repiten las elecciones. Esto no genera confianza más que a quienes da de comer el partido.

He llegado a la conclusión de que ser una persona que genera confianza no es una característica que haga falta para pertenecer a la clase política de hoy, al contrario, tienes que ser una persona que sepa mentir, engañar, camuflar, engatusar, defraudar, enredar, oscurecer? Esto es lo que necesitas si quieres que un partido te dé de comer.