Todos los navarros seguramente nos habremos sentido orgullosos de nuestro José Manuel, conductor de la línea 4 de la villavesa, que el pasado viernes 20 de septiembre dio un ejemplo de servicio solidario, sin proponérselo, cuando a las 6.28 de la mañana iniciaba su recorrido diario. Solamente ha dejado que su corazón de ser humano se haya compadecido inmediatamente al ver a una señora nigeriana que en su trayecto mañanero se puso de parto y, ni corto ni perezoso, la condujo al Complejo Hospitalario de Navarra a dar a luz. Previa información a los escasos pasajeros para que buscaran otra villavesa, y tras llamar a una ambulancia que tardaba en llegar, no dudó en conducir su autobús a la misma puerta de la maternidad del Hospital, con la pericia que requiere ejecutar difíciles maniobras y en situación de urgencia, para llevar a la parturienta nigeriana hasta allí, esquivando los pivotes. Muchos méritos acumulados en breves e intensos minutos.

Un doble mérito se le debe reconocer a este ciudadano navarro o afincado en Navarra: su corazón compasivo ante una mujer extranjera en Pamplona y su gran habilidad de conductor para llegar hasta allí ante la urgencia del momento.

Algo le debería agradecer la ciudadanía navarra y extranjeros o refugiados en Navarra por tal acto de valor, claramente sin proponérselo. Supo actuar en el momento. Un héroe del día a día. Yo te propongo para un premio de ciudadano distinguido. Si no lo hay, sugiero al Ayuntamiento crearlo. Trabajadores de a pie como tú nos reconcilian con la humanidad ante tantas noticias negativas que a diario invaden telediarios y demás medios informativos. José Manuel es nada menos que todo un hombre, como se titula una novela de Unamuno, inédita.