Según estimaciones de la AIE (Agencia Internacional de la Energía), 13,4 millones de barriles por día (bpd) de crudo pasarían a través del estrecho canal de Ormuz en buques petroleros (lo que representaría el 30% del suministro de crudo que se comercializa mundialmente), y en el supuesto de verse bloqueado, dicho cierre del tráfico naval por mimetismo se extendería al paso del canal de Suez.

Dicho canal es considerado como uno de los puntos más importantes para el comercio mundial, ya que transporta 2,6 millones de barriles de crudo al día (lo que representa casi el 3% de la demanda mundial diaria de petróleo), y asimismo es una ruta relevante para el gas natural licuado (GNL), pues cerca del 13% de la producción mundial de dicho gas transita por ella, y su hipotético cierre provocaría la interrupción del suministro de alrededor de 2,6 millones de barriles diarios y al golfo de Adén, que conecta a través del canal de Suez el Océano Índico con el Mar Mediterráneo y con un tránsito de más de 18.000 buques.

Todo ello conllevará un peligroso incremento de los precios del crudo (rondando los 100 $), que dará lugar a unas tasas de inflación desbocadas, incrementos del precio del dinero por parte de los bancos centrales y un posible crash bursátil que tendría como efectos colaterales la asfixia económica de incontables empresas y el temido estancamiento económico secular.