Dependerá si decimos sí o no. A veces preguntamos ¿sí o no?, y si nos dicen no, en ocasiones es que sí. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que ocultamos algo, así de sencillo. Si insistimos y nos dicen que no es no, ya no preguntamos más. Cuando el presidente dijo en su día no es no, tranquilizó a la opinión pública, y que ahora se ve sorprendida por haber dicho que sí, a los partidos de izquierda e independentistas. Ante esta coyuntura, vamos a tener que convivir con el no, dado que cada vez será más difícil escuchar el sí y/o afirmativo. Vamos a recordar en ocasiones aquel político que llegó tarde a una reunión, y dijo: “¡No sé de qué hablan, pero me opongo!”.

El sí tiene por lo general más fuerza que el no, y suele bastar con decirlo una vez, siendo el no el que más se repite, temiendo que va a ser el que más escuchemos en esta legislatura. Quizás convendría recordar cuando Einstein dijo que el comportamiento ético de un hombre debiera estar basado en la empatía, la educación y los vínculos sociales, y añadía, que su ideal político era el democrático, y que cada uno debiera ser respetado como persona, y nadie debiera ser divinizado. Tomen nota sus señorías.