Señor Borrell, catalán socialista de pro, ministro de Asuntos Exteriores de Europa y demás ex. Siempre me ha parecido su forma de actuar, tanto como catalán y como socialista, bastante extraña y en ocasiones perversa; pero lo que no estoy dispuesto a pasar por alto es que se meta de malas formas, riéndose de los jóvenes y de una criatura tan adorable como Greta Thumberg a cuenta del costo de las medidas del cambio climático. Ahí lo dejo. No quiero actuar como usted. No quiero reírme de sus actuaciones (y tendría para rato), porque no quiero perder el tiempo. Si se marchara a su casa, muchos lo agradeceríamos, empezando por los jueces belgas, seguidos de jóvenes comprometidos y los que como yo piensan que la juventud actual es un tesoro, a la que le vamos a dejar un mundo más difícil que nunca, porque además de los problemas de siempre, les dejamos la ruina ecológica. Écheles una mano y anímeles, que lo van a necesitar. No se ría de ellos y ellas. Se nota que usted tiene demasiados años para tener hijos jóvenes. En mi tierra se dice: aditu nahi ez duenean, ez du esan behar. Quien no quiere oír, no debe decir.