En las fiestas de carnaval, nos reíamos de chaval, y algunos se conformaban al ponerse solo careta, y a otros les hacía feliz ponerse una buena nariz. Otros con una coleta suelen estar muy feliz, y echándole un poco jeta se adornan también la nariz. Algunos, con barba y bigote, lo pasan de rechupén, y otras con un buen escote lo pasan también muy bien. Hay tímidos que, con un solo gorro, lo pasan de lo lindo, y los de mucho morro, de mujer se van al bingo.

Personalidades políticas, de bomberos y piratas disfrazados, nos dan la lata, perdonando en el festival, que supone este carnaval. Algunos invocan al dios momo, diciéndole: ¿de qué me visto y cómo, si no tengo más que lo puesto, y estoy más tieso que un tiesto? Algunos te aconsejan y dicen: déjate barba y bigote, y ponte también un pendiente, y si lo añades a tu nariz, sin duda, te hará más feliz.

Si te dejaras coleta, pueden llegar a dudar si eres Julio o Julieta, y para dudas despejar, enséñales bien la tarjeta. En este mundo de desdicha, añoramos el carnaval, pues pocos disfrutan de dicha, al haber tanto egoísta y sobre todo ¡tanto animal!