Cuando la bolsa americana estornuda, Europa moquea. Cuando los chinos se acatarran, tiembla el mundo; no de catarro sino de miedo al virus. Los que están felices son las farmacéuticas y los fabricantes de mascarillas. En cuatro días hay gripe china en todos los continentes. Es que los chinos están en todas partes del mundo a su manera discreta y amarilla. No como los americanos, que si no dan la nota, siempre vendiendo algo, no son ellos. Periódicos, radios, televisiones y anunciantes de detergentes y demás baratijas ya han hecho el agosto en pleno invierno. Es lo que hay en este mundo absurdo en el que nos ha metido el consumo de lo que sea, mascarillas, píldoras, radio, prensa y televisión, siempre lo más amarilla y cutre posible. Todo bien envuelto en plástico, que todavía falta un poco más para matar al mar. ¡Y viva la vida! Y por si falta alguna majadería más, ya sabes: maricón el último. Hi arteraino bizi, han arte ez izi. Vive hasta el último momento, no tengas miedo hasta estar allí.