arece mentira, pero es real. La naturaleza se ha enfadado con nosotros. El calentamiento del planeta ha generado un estado de crisis, de conflicto, con la armonía que nos rodeaba. Tormentas, tsunamis, terremotos son consecuencia directa del cambio climático. Responsabilidad de la acción del hombre. Bien. ¿Pero, es solo la naturaleza quien se enfada? ¿Se ha enfadado alguien más? ¿Hay alguien más? ¿Hay alguien más ahí? Seguro que sí. Siempre hay alguien detrás.

Dicen las leyendas locales que a Jaume I, el conquistador, en el siglo XIII se le apareció la virgen de la Merçè en sueños, reclamando una acción directa del rey en tierras del enemigo. Tenía que ayudar a los caballeros encarcelados en tierras musulmanas. Detrás de las acciones del hombre suele haber inspiración. Las ángeles virtudes nos ayudan a encontrar las palabras exactas en el baile continuo de los dedos en el teclado del ordenador. Nos silban los temas, y nos guían en como enlazar puentes entre ellos. Pero no tan solo las ángeles virtudes ayudan. Las acciones políticas pueden estar determinadas por influencias espirituales. En actos inspirados por seres que viven en el misterio de la eternidad. Pero la mayor expresión de la magia, del milagro se suele dar en el clima.

Zeus conquistó el territorio de las tormentas hace siglos. Caen rayos y resuenan los truenos en el Mediterráneo cuando Zeus se enfada. El dios griego no es el único que controla el clima. Hay santos que hacen llover en los pueblos católicos. Y en África los antepasados escuchan los ruegos de las tribus. El agua es necesaria para la vida y a veces un bien escaso.

Estuve en Tanzania en el año 2007 filmando mi primera película documental: Hermanos Mseya. Estuve tres semanas en el rodaje. Nos hospedaron en un orfanato de niñas que se pasaban el día cantando gospel. Empezaban a las 6 de la mañana. Precioso. La persona que lo lleva, Berit Skaare, es muy religiosa. Nos trató muy bien y estuvimos muy a gusto. El equipo de rodaje éramos yo y David Rabinad, sonidista. Yo hice de productor, director, cámara y edición. La película se estrenó en el festival l’Alternativa de Barcelona, también estuvo en Documenta Madrid y otros festivales. The Mseyas aún se puede comprar por 34 $ en la web de una distribuidora de California.

Fueron tres semanas extraordinarias en Iringa conviviendo con las tres hermanas: Alberina, Maria y Osolina, y el hermano menor Amos. Cada día tenían que caminar a por agua. No llovía desde hacía años y el campo se estaba desertizando.

Tanzania me enseño a vivir de otra manera, a asearme con un cazo de agua, a comer siempre lo mismo. Observé y viví un modo de vida sostenible que creo que tenemos que empezar a tomar como guía. África puede ser el ejemplo de un mundo sin tanta electricidad y petróleo. Un mundo en el que puedas ver las estrellas cuando alzas la mirada por la noche.

Tenemos que hablar con la naturaleza, si no queremos que siga enfadada. Culturas como la africana nos pueden enseñar a no depender tanto de lo material, y apreciar la vida desde otro prisma. Siempre he creído que es en África donde encuentras las sonrisas de los ángeles del paraíso terrenal. Las risas de los niños cuando te persiguen detrás de la bicicleta. Primero te persiguen dos y al cabo de cinco minutos te giras y tienes a medio pueblo detrás.

Los pueblos de África nos pueden enseñar a cómo dialogar con la naturaleza. También puede ser muy provechoso el contacto con los nativos naciones norteamericanas, con los esquimales del norte de Europa, o con los chamanes de las tribus del Amazonas. Gentes acostumbradas a hablar con lo que resta invisible, a descubrir las claves que guían a sus gentes, a sus pueblos. Por que no usar su ayuda para guíen a todo el mundo. Necesitamos liderazgo, y las mentes de occidente (los políticos) han demostrado que no están por la labor. Por la labor de cambiar el mundo.

Si seguimos inundando el planeta del humo de nuestros coches, si no reciclamos, si seguimos ensuciando el mar, o quemando los bosques la naturaleza responderá enfadada. Como lo está haciendo hoy en día. Hace falta un cambio radical. Sencillamente prohibir los coches que funcionan con gasolina o gasoil. No nos lo podemos permitir. Con los coches sobrantes podemos hacer esculturas y ponerlas en las rotondas de nuestras ciudades, en honor a lo que fue. Seguro que más de un escultor se apuntaría. Propongo taxis eléctricos a bajo precio. Por el precio de un billete de metro, 2 €, puedes hacer un trayecto corto. La tarjeta de viajes ilimitados que vale 40 € en Barcelona te sirve para transportarte con los nuevos taxis eléctricos que pueden revolucionar la ciudad, y dar trabajo a un montón de gente.