Corred, que vienen los vascos!" ¿Os suena verdad? La recurrente frase alarmista que utilizan el señor Esparza, el señor Maya o algunos de nuestros amigos de la nueva coalición política Navarra Suma; como si la cultura vasca, el idioma vasco o las tradiciones vascas fuesen una especie de monstruo dantesco que va a raptar y devorar a nuestros hijos e hijas, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

El pasado 5 de marzo tuve la oportunidad de asistir a la sesión plenaria del Parlamento de Navarra, a la que no había asistido nunca, y la verdad, estaba muy interesado. Nada más entrar, tuvo el turno de palabra el señor Javier Esparza, el cual planteó una pregunta oral sobre "las medidas y acuerdos a adoptar para reconducir la política lingüística", que se fundamentó en despreciar el conocimiento del euskera en los municipios no vascófonos de Navarra, porque a su parecer considerarlo un "plus" a la hora de conseguir un puesto en la institución pública es una sandez; ya que, y cito textualmente, "el 98% de los riberos y riberas no conocen el euskera". Y cómo no, con sus recurrentes frases sobre "imposición" por parte del nacionalismo vasco. Pero lo que UPN nunca ha entendido, ni entenderá, es que el saber y utilizar el euskera no se impone, sino que son los propios navarros y navarras quienes deciden aprenderlo y utilizarlo en su día a día, ya sea yendo a la panadería o a una institución del Gobierno de Navarra; y están en todo su derecho. Sería menester de buen político facilitar que cualquier ciudadano navarro pueda expresarse en el idioma que quiera, bien en castellano o en euskera, en cualquier parte del territorio de la Comunidad Foral; tanto en Sangüesa, en el Baztan o incluso en Tudela. Algo que a día de hoy es inviable debido a la ya conocida Ley del Vascuence, una ley creada en 1986 que, hoy por hoy, deja mucho que desear. Y que desgraciadamente UPN, entre otros, se niegan a reformar. Y bien señores, ¿quién le explica a un elizondarra que si tiene un accidente en una excursión en las Bardenas no le van a poder atender en su idioma materno cuando acuda al centro de salud más cercano? o ¿cómo le dices a unos padres que su hija no va a poder estudiar el modelo D en un colegio público porque está en zona no vascófona? Absurdo, ¿no os parece? Dejemos de permitir que estos partidos políticos impongan sus ideas, que no representan las de la mayoría de la población; porque a un ribero que no sabe euskera no le va a importar que la médica pueda comunicarse en ambos idiomas, o que en Fitero se pueda estudiar el euskera además del castellano (como sucede en la zona vascófona), pero al elizondarra sí. Y sé que ahora vendrán los listos de turno diciendo "pero si en esa zona no se usa prácticamente el euskera, los trabajadores y trabajadoras del sector público no tienen porque dominarlo"; y les tendré que dar toda la razón, ya que en cierta medida coincido con esa afirmación, pues la realidad sociolingüística es la que es, pero eso no quita que a la hora de cubrir una bacante no se escoja a la persona más cualificada, y sí, el conocimiento del euskera implica más cualificación. No olvidemos que el vascuence es lengua oficial de la Comunidad Foral de Navarra, le pese a quien le pese; y todo navarro y navarra debe tener el derecho de poder estudiarla, quererla, usarla y respetarla, algo que a algunos parlamentarios y parlamentarias les cuesta entender; pero prefieren no ver la realidad y seguir hablando de una imposición ficticia creada por ellos mismos para que el resto de España no vea que en Navarra se lucha por defender la cultura vasca; sí, vasca, una cultura milenaria que ha nacido en seno de las actuales provincias que conforman Euskal Herria, y que algunos se empeñan en menospreciar, odiar y repudiar. No puedes decir que amas Navarra cuando no respetas todas sus identidades, sus culturas, sus lenguas o su gente; algo que partidos como el PSN o UPN reflejan cuando se habla de los símbolos de Navarra, concretamente sobre la oficialización de la ikurriña, un símbolo creado allá por el siglo XX por Sabino Arana. Una bandera que una gran parte de la ciudadanía navarra acepta como propia, pero que en la Ley de Símbolos aprobada hace escasas semanas no se ve reflejada, ¿es eso amar Navarra? Estos partidos no aman Navarra, aman a su Navarra, una Navarra ficticia y que no se asemeja con la realidad, una Navarra sin euskera y por encima de todo sin "vasquismo".

Ahora, siendo presidenta María Chivite, es su responsabilidad la de reconducir Navarra respetando y representando todas sus identidades; una utopía a mi parecer, porque, por mucho que Navarra Suma diga que la señora presidenta se está vendiendo al nacionalismo, sigue siendo un lobo disfrazado con piel de oveja latxa.