Es complicado digerir el cambio repentino al que nos enfrentamos. Nuestra forma de vida ha sido interrumpida por causa mayor, generando un vacío social brusco en cada una de nosotras. El sentimiento que provoca la pérdida de control en una situación de crisis social da paso al miedo, emoción, que cuando está mal gestionada acaba siendo una fuerza terriblemente negativa. Estaría bien mirar más allá, abrazar el miedo y hacerlo compañero de viaje, tener en cuenta que a lo largo de este camino se cansará mucho antes que todos nosotros y nosotras. Puede que nos acompañe un tiempo indeterminado, a veces discutiremos con él. Tendremos días en los que se muestre fuerte y nos marque el ritmo, otros, tal vez, se lo mostremos nosotras a él.Caminar es imprescindible para superar esta situación, cada persona a su paso y descansando tantas veces como sea necesario, ya que la solución está en que nadie se quede atrás. En este punto, entendemos el significado de nuestro camino. En este momento se nos muestra el antídoto para superar el largo camino que hemos empezado a recorrer. En nuestro horizonte se observa el reflejo del bien común. ¿Es necesario que suframos en nuestras propias carnes una situación de emergencia social para entender la importancia del bien común? No debería, pero la realidad supera siempre a la ficción. Caminar hacia el bien común implica tomar conciencia del propio camino y de cada uno de sus puntos. Es necesario conocer cuáles serán nuestros pasos e identificar el sentido que le otorgaremos a cada uno de ellos. Existen muchas formas de caminar, diferentes tiempos, ritmos y multitud de obstáculos que debemos conocer. Solamente de esa forma conseguiremos adecuarlos a nuestro viaje. En esta tarea es imprescindible saber que, de no ser por el sistema público, nuestro camino sería imposible de transitar. Sin lugar a dudas, es la clase trabajadora quien se está empleando con más fuerza para la subsistencia de los bienes esenciales en este trayecto. Es de vital importancia analizar el papel que juegan las redes de solidaridad popular en la resistencia comunitaria a este virus. La militancia y el compromiso de cientos de personas anónimas allanan y facilitan nuestro camino. Desde la izquierda abertzale de Mendillorri a ellos y ellas va dirigido el más fuerte de nuestros aplausos. Para iluminar nuestro camino debemos darnos cuenta de la importancia que tiene mirar, comprender y sentir más allá de lo que nos parece evidente. No es momento de uniformes, porras, golpes y amenazas, ya que nuestro trayecto debe ser común, las fricciones nos alejan del horizonte y nuestro querido virus no se combate a cañonazos ni mediante alegatos patrióticos. Es momento para reflexionar en torno a los peligros del individualismo. Éste no conduce a ninguna parte, no nos proporciona una salida y, por lo tanto, debe ser aislado como si de un aliado del virus se tratara. La importancia de preservar el bien colectivo será la única alternativa para que las personas podamos continuar caminando. Es momento de cuidarnos los unos a los otros, reivindicar la equidad en el acceso a cualquier derecho y repartirlo todo hasta conseguir llegar a nuestro destino. Rechazamos de forma contundente cualquier forma de discriminación. Este recorrido debe ser garantía real para todas las personas. Desde la izquierda abertzale de Mendillorri no vemos otra opción más que la de continuar haciendo comunidad, construir desde la cercanía estructuras de resistencia social y comunitaria que preserven la integridad de nuestras vecinas. Nuestra apuesta comienza por humanizar el principio de solidaridad, que nadie sienta soledad en este camino, un camino repleto de lucha, resistencia, comunidad y solidaridad. Por todos y todas aquellas que están y que no están entre nosotros. Gora Mendillorri!!!