Síguenos en redes sociales:

La vida

Tengo un folio delante de mí y ni siquiera sé qué decir. Yo, que peleaba todos los días por vivir, me di de bruces con la realidad. Somos tan frágiles… ¿Para qué tanto orgullo? ¿Tanta prepotencia? ¿Tanto afán por tener? ¿Por ser más, el más fuerte y el más poderoso?, y, de repente, llega un virus y nos pone a todos y a todas frente a nuestras miserias. No dejo de hacerme todos los días una pregunta: ¿hemos aprendido algo? La respuesta la tendremos si miramos nuestro interior. Se nos fue parte de nuestra generación, que no escatimó esfuerzos en darnos lo mejor de la vida para que nada nos faltara. Se nos fueron en silencio, en soledad, sin un abrazo ni un te quiero, sin esa última caricia. A todas ellas y ellos decirles que jamás olvidaremos esa lección de amor, y que lucharemos sin descanso, sin prepotencia, sin orgullo y poniendo a las personas en el centro de la vida.