Independientemente del actual problema con esta pandemia, se estima que en el mundo la zoonosis provoca alrededor de 700.000 muertes al año. Aproximadamente un 75% de los transmisores o portadores del virus al humano corresponde a roedores, primates y murciélagos. Este mismo porcentaje correspondería a las nuevas enfermedades pandémicas que la humanidad viene padeciendo en los últimos tiempos, como han sido la tuberculosis, el VIH, gripe aviar y gripe porcina, etcétera.Las especies salvajes cuya población disminuye por la pérdida de su hábitat y la explotación por parte del ser humano son las que más virus comparten con la especie responsable de su extinción. La modificación de los territorios naturales, los ecosistemas, así como su biodiversidad, contribuye al aumento de la frecuencia e intensidad del contacto del homo sapiens con la fauna salvaje, creando las condiciones idóneas para la transmisión de este tipo de virus.Ya ha llovido desde que en el año 1994, la periodista y divulgadora científica, premio Pulitzer, Laurie Garrett, profetizara lo que estamos viviendo en su libro titulado La próxima plaga.Lo que nos está sucediendo permite reflexionar sobre nuestra predisposición de cara al futuro y sobre la calidad de nuestra salud.No queda claro si este escenario provocará en nosotros un cambio de actitud y respeto hacia el medio ambiente y los animales, al mismo tiempo que se lo hacemos ver a nuestros gobernantes o, por el contrario, seguiremos sentados tranquilamente esperando que vuelva en breve nuestra estúpida y añorada normalidad que dejamos temporalmente atrás por este confinamiento exprés, mientras pensamos que todo fue un mal sueño provocado por la cólera divina.