Estimados voluntarios: Desde el pasado marzo, he transmitido tantos mensajes de agradecimiento que muchos días pienso que el covid, con toda su virulencia, no ha podido eliminar la máxima de que todo en esta vida tiene su parte positiva. Vosotros, en este caso, sois una de esas caras amables de la oscura moneda que nos ha tocado vivir en estos meses. Si dijera que no estoy sorprendido por la respuesta a la llamada de Bienestar Social, estaría faltando a la verdad. Humildemente os aseguro que jamás hubiera imaginado la manera en la que habéis respondido desde todas las disciplinas hasta sumar 40 profesionales voluntarios, para cubrir las necesidades de orientación, soporte psicológico, coaching o psicopedagogía que demandaba la crisis en los sectores más vulnerables. Vuestro altruismo es una de esas cosas inesperadas que a mí, personalmente, me renuevan las ganas de seguir, de levantarme y de seguir convencido de que merece la pena trabajar codo a codo con y para gente como vosotros. Sé que no necesitáis una palmada en el hombro porque vuestro convencimiento y profesionalidad son tan enormes como vuestra humildad al dar un paso al frente en los momentos más crudos, cuando otros simplemente se sientan a verlas venir. Pero permitidme que os la dé, que os transmita, en nombre de la ciudad a la que represento, mi aplauso, mi abrazo y mi cariño. Os debemos mucho, demasiado. Gracias. De corazón.