Siendo ya algo de lo que debiéramos ser conscientes per se, la situación derivada del consabido virus y las medidas de seguridad sanitaria a tomar por cada uno de nosotros ha hecho, a mi parecer, aún más patente la urgente necesidad de tomar conciencia acerca de la forma tan desatenta y desconsiderada que tenemos, por lo general, de compartir las calles. Necesitamos, pues, reeducarnos en nuestro andar.Tratemos de caminar por el lado derecho de la acera o camino, de ceder el paso en zonas más angostas, de orillarnos hacia los márgenes para hacer las reuniones espontáneas que se dan entre conocidos en plena calle (más si cabe las que se dan en los accesos a pasos de peatones, que se dan)..., y todo ello subrayado si no se porta esa mascarilla que protege a los demás de uno mismo.Es muy sencillo mantener las distancias de seguridad en plena vía, pero para ello hay que ser más conscientes del yo y del otro. Ahora y siempre. Que no se trata de emergencia sanitaria. Se trata de civismo.