Los Sanfermines cada año son una ventana que se abre y por la que el mundo durante 9 días mira a mi ciudad. Para mí, que amo mi ciudad y sus fiestas, es un inmenso orgullo pero también se ha convertido los últimos años en motivo de cierta preocupación. Creo que es un hecho que, por diversos motivos, los últimos años nuestras queridas fiestas han adquirido cierta mala prensa, y los que amamos a nuestras fiestas no deberíamos pasar ésto por alto. Deberíamos pensar con honestidad por qué realmente ha sucedido este fenómeno. Porque son nuestras fiestas, y somos los pamploneses los responsables de cuidarlas, para que sigan siendo nuestras fiestas queridas, de las que poder seguir sintiéndonos orgullosos durante muchísimo tiempo. Obviamente, si no lo hacemos nosotros nadie más lo va a hacer. El que viene de fuera estos días, viene solamente a disfrutarlas en el mejor de los casos, cuando no a reventarlas.Por eso, con toda la pena del mundo porque por primera vez en mi vida no voy sentir la infinita emoción de ponerme el pañuelo el día 6 a las 12, me gustaría pensar que este año de carencia puede hasta venir bien para reflexionar profundamente sobre nuestros queridísimos Sanfermines. Quiero también exigir a los gobernantes de pamplona, actuales y sucesivos, que lo hagan, porque es su deber cuidar lo que amamos todos los pamploneses, es nuestro patrimonio.No nos quepa duda que los Sanfermines, como fenómeno social global que es, tendrán que adaptarse a los tiempos que cambian a un ritmo vertiginoso, o de lo contrario morirán.Para terminar, nunca imaginamos que podría suceder ésto, pero la realidad es que por culpa de la pandemia este año se han suspendido nuestros queridísimos Sanfermines. Pero no es menos cierto que no existe ni existirá jamás virus que pueda impedir que año tras año el chupinazo explote en nuestro corazón el día seis a las doce en punto.¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!