Creo que ha llegado el momento histórico de parar, pensar y decidir qué queremos hacer de nuestra vida como ser humano. Parece una sentencia de un muy gran pensador, filósofo, gobernante o Dios de la Mitología; y ya lo han dicho muchos y muchas por diversas razones ecológicas y cambio climático. De acuerdo, pero no me refiero a eso. Lo tenemos delante de nuestras narices cada día y seguimos la vida diaria como si no pasara nada. El dinero, desde hace muchos años, ha sido el motor del progreso y de las guerras. Siempre lo mismo. Pero ya hemos llegado al punto final, al cenit. Al punto sin retorno. O el dinero o la vida: la salud personal. Es tan simple como un cero. La humanidad avanza lentamente, pero ha llegado el momento de volver al trueque: dinero por salud. Estamos tocando el fondo. Ya hemos llegado a la cruel realidad: hay que mirar de frente a los ojos de la muerte. Estamos tocando el fondo, como dice el poeta vasco Gabriel Zelaia: “cuando se miran de frente los vertiginosos ojos de la muerte se dicen las verdades, las bárbaras, terribles, amorosas crueldades”.