Aquel nefasto dictador, Franco, nos dejó, después de llevarnos a una Guerra Civil entre 1936-39, entre ciudadanos de España, seguida de una dictadura de cuarenta años, un heredero, a título de rey, designado y puesto a dedo. Pasamos, sin quererlo ni beberlo, de una dictadura a una monarquía. Para ello se rescataron a herederos de la dinastía de los Borbones, que no buenos ejemplos y modos de vida llevaban después de su caída en 1931. Está visto y comprobado que nos endilgan y enjaretan cualquier cosa y los españoles seguimos tragando. Recuerdan estas palabras del emérito: “Todos los españoles somos iguales ante la ley” y en otra comparencia: “Lo siento, me he equivocado, no volverá a suceder”. Qué más podemos tener para llevar a los tribunales a este presunto malhechor que no declaró a la Agencia Tributaria cuentas y bienes en el extranjero; personaje que está blindado para salir indemne de las presuntas tropelías que se le acusan. Tal vez debiéramos darnos un paréntesis y votar de una vez libremente para elegir el tipo de jefatura del Estado que queremos y nos merecemos.