18 gobiernos tenemos en España, entre autonómicos y el central; eso sí a la hora de pedir soluciones uno a otro se pasan la pelota; podían hacer lo mismo con su abultadas nóminas, nos ahorraríamos un coste enorme. La clase política es el cáncer de nuestra sociedad, como en Argentina. ¿Cómo vamos a poder cambiar las cosas si quienes las deben cambiar son el problema? Esto genera en mí una pérdida de confianza en la democracia. El ciudadano se convierte en un mero sirviente tanto de las clases empresariales como de sus dirigentes. Así está el país que tenemos. Empresarios haciendo ir a sus trabajadores a centros de trabajo cuando pueden teletrabajar, pese al riesgo de contagio y en un porcentaje, muerte. Y es que en España el presencialismo, el qué dirán, la apariencia es lo determinante. Somos un país de mierda, no por sus conciudadanos, ni por su historia, sino por el futuro que tenemos. Vetar de posibilidades y sueños a las nuevas generaciones no es democracia, por ende, no se engañen, cuando votan echan un papelito que con suerte acaba reciclado o limpiando las excrecencias de un Estado que no sirve.