Todavía hay tiempo para poderlo ver en gran pantalla, y aún con mascarilla y separación, es en ese espacio donde destacan los detalles. Si preferimos esperar para verlo en casa, igualmente recomendable. Hablo de la trayectoria en forma de documental de Enrique Villarreal Armendáriz, El Drogas. Enfocado desde un prisma muy humano y cercano, repasa su más importante andadura con su grupo de la Txantrea, con un aporte directo con sinceridad y claridad, atravesando charcos amargos propios del recorrido vital. Muestra las raíces de barrio y pasión por la música, acercándose a compromisos personales, familiares y sociales, además de proyecciones obtenidas desde compañeros y compañeras de vida y de la órbita del micrófono y camerino. No desvelo más. Acércate al cine, al del centro de tu ciudad, y disfruta del trabajo de Natxo Leuza. Mucho más allá de si te ha gustado su música, por la visión tan cuidada que aporta. Una fortuna poder contar con estos esfuerzos culturales. Creo, y lógicamente es opinión personal, que El Drogas es una persona única que todavía vive en el ámbito del rock vasco. Y precisamente porque todavía late potente, inquieto, incesante, es una oportunidad poder acercarse a su camino. Porque el día que pare para siempre, vendrán los homenajes y los recuerdos, pero se habrá callado su palabra y su visión (des)enfocada de la balanza. Ahora es el momento. Eskerrik asko!