El pasado 11 de octubre amanecimos sobrecogidos ante la comparecencia de la presidenta del Gobierno de Navarra esperando las peores noticias. En cambio, su comparecencia supuso un paquete de medidas añadidas a las ya establecidas con anterioridad.La que más personalmente me afecta es la de la obligatoriedad del uso de mascarilla a la hora de hacer deporte de "baja intensidad".Sin entrar a valorar qué significa de "baja intensidad", he de decir que no todo el mundo tiene el lujo de respirar plenamente las 24 horas del día, ya que muchas personas tenemos algún tipo de enfermedad respiratoria.Esto se recogía, a priori, en las primeras normas que buscaban paliar la curva de contagios del virus Sars-cov2.Pero éstas han quedado en el olvido, y, con ello, las personas que somos la excepción, ya que encontramos, por un lado, la traba administrativa para poder declarar que somos personas con circunstancias especiales, y, por otro, la falta de regulación de las excepciones.Y puede parecer una nimiedad, pero esto supone que las personas que tenemos estos problemas estemos aumentando las dosis de medicamentos que nos permitan respirar, y que nos sintamos discriminados cuando no podamos hacer algo tan sencillo y necesario como subirnos a una cinta para correr media hora.Por eso hay que darse cuenta de que una actividad tan banal puede convertirse en un deporte de alta intensidad y que puede discriminar a una persona por su condición respiratoria como tantas veces ha pasado y pasa con las personas con movilidad reducida, personas invidentes, etcétera.La atención a la diversidad es necesaria y una asignatura pendiente para las instituciones, aprendan de los maestros.