Si hacemos un poco de memoria, hace tan solo unos años el cinturón de seguridad en los coches no era obligatorio, ni siquiera existían en las plazas traseras.Cuando por motivos de seguridad se implantó su uso, costó mucho tiempo concienciar a la población, a algunos les molestaba, otros hacían trampas de diferentes formas, pero con el tiempo constatamos que era una medida necesaria. Los datos de la DGT así lo confirmaron, se redujo el número de muertes y de lesiones graves. ¿Alguien en su sano juicio se mueve en coche hoy en día sin cinturón de seguridad? Sí, claro, haberlos los hay, pero son los menos y fácilmente distinguibles.Pues bien, en esta pandemia que vivimos, las similitudes nos acompañan a diario. Podemos ver a cada instante gente que no se cubre la nariz, gente que toca la parte exterior de la mascarilla con total tranquilidad, y, por supuesto, podemos ver a nuestros políticos dando un ejemplo clarísimo de cómo no tratar una mascarilla usada y susceptible de estar contaminada con el dichoso virus. Está en nuestras manos, quizá no el terminar con esta pandemia, pero sí la autoprotección.Ya nos enseñaron a lavarnos las manos con eficacia y la importancia de la buena higiene de éstas, también se nos ha enseñado el uso de las mascarillas, en cambio están siendo usadas como quitamultas. La parte exterior de la mascarilla debemos tratarla como material contagioso, infeccioso, sucio en definitiva. Cuídense, porque nos dirigen a ciegas, solo miran su sillón y cómo mantenerlo.