¿Qué pasa cuando la trabajadora social del Ayuntamiento de Pamplona ofrece empleo social a una mujer navarra, soltera, entrada en años, con enfermedades y discapacidad, desempleada de larga duración, y con un hijo menor? Que no te informan de lo que después te va a suceder y cuando acaba el año de trabajo y los cuatro meses del paro, empieza un calvario y solo piensas en cómo hay gente tan mala en los Servicios Sociales que te ha clavado un puñal en la espalda. Ni hay ayudas en SEPE, ni préstamos para el alquiler en Cáritas, ni comedor social, ni ayuda de los servicios sociales, solo un carro con comida que solo llega para unos días, y te dan como solución devolver los recibos de alquiler, luz, gas, agua, internet€ durante tres o cuatro meses que tardarán en volverte a dar la Renta Garantizada, sin garantías de que no te echen del piso o que no te corten los servicios básicos. Nunca me dijeron que al consentir en el empleo social se cortan todas tus ayudas, a una persona necesitada y con problemas de salud para encontrar trabajo, solo nos dijeron los trabajadores sociales en la reunión inicial que era cobrar la Renta Garantizada ofreciendo un servicio a la comunidad navarra. Y cobrar la Renta Garantizada me daba opción de un alquiler más económico, de poder trabajar en una empresa con unas condiciones más beneficiosas para el empresario, de apuntarme a determinados cursillos para la búsqueda de empleo, de asegurarme un techo y comida para mi hijo. Para mí es como darme la estocada maestra. Ya fue muy duro tener que dejar de trabajar en algo que me gustaba y se me daba bien, después de un año, ¿y ahora esto? Soy una mujer navarra de pro ¡qué más quisiera yo que trabajar y no tener que mendigar a los Servicios Sociales! ¿Y ahora con mis 52 años tengo que ir a revolver en la basura? No es justo, no es justo. Solo porque una trabajadora social decidió obviar la verdad que se esconde detrás del empleo social.