La Motxuela, el alma del Motxuelo, también ha estado confinada. También ha visto cómo el coronavirus se ha cebado más en los barrios más pobres y ha sufrido en sus carnes los problemas de la enfermedad, la vivienda insalubre, el hacinamiento, el maltrato, la falta de ingresos, el cierre de los establecimientos, la falta de medios y recursos para teletrabajar, teleestudiar, telegestionar; la soledad, la conciliación de la vida familiar y laboral, la pobreza en toda su extensión. En este duerme-vela de confinamientos, desescalada y nueva normalidad, ha abierto los ojos y se ha encontrado con la grata noticia de que el Ayuntamiento ha revisado el PEAU de La Milagrosa, Santa María la Real y Azpilagaña, planteando temas de gran calado como el de declarar la zona Área de rehabilitación preferente; no derribo del CP Víctor Pradera; poner en uso el cine Guelbenzu; intervenir en las plazas Felisa Munárriz y Río Ega, entre otras actuaciones.Y ha vuelto a ponerse a soñar con un barrio mejor, más humano, más igualitario, más bonito, más confortable, más cohesionado. Un barrio donde todas las personas puedan vivir mejor y puedan desarrollar su proyecto vital.Sueña con que esas plazas se conviertan en verdaderos oasis dentro del desierto urbanístico, habitacional y cultural de la zona.Que la UPNA se implique en el desarrollo del barrio (puede ser su campus experimental). Que el cine Guelbenzu sea un foco de interculturalidad, e incluso se transforme en parte en residencia de estudiantes desde el que se irradie cultura.Que en toda la rehabilitación o nueva edificación se utilicen técnicas y materiales de bioconstrucción. Que el ecologismo, la lucha contra el cambio climático, la interculturalidad sean los ejes sobre los que se basen las actuaciones.Que todo el PEAU no sea sólo un Plan Especial de Actuación Urbana, sino que sea el punto de arranque de un plan modélico de participación ciudadana y desarrollo comunitario de la zona, con los criterios de ciudad sostenible e inteligente.