El año pasado, mi hermano David fue el encargado de pronunciar el discurso de agradecimiento como representante de las personas afectadas de daño cerebral, Adacen, durante la ceremonia de entrega de la merecidísima Medalla de Oro de Navarra (la más alta condecoración que entrega el Gobierno de Navarra a una persona o institución), y también fue protagonista en el saque de honor en El Sadar. ¡¡¡Qué emoción!!! En castellano y en euskera, dio las gracias por la atención esmerada, humana y profesional que viene brindando el equipo de profesionales y voluntarios de esta asociación a cientos de personas desde su fundación.En el momento menos esperado, hemos tenido tristemente que darle el último adiós. En un contexto doblemente difícil por el coronavirus, donde los abrazos y el contacto humano escasean, nos reconforta el enorme cariño que mi hermano recibió por parte de sus dos familias, la biológica y la de Adacen. Los integrantes, cuidadoras de esta asociación, no solo nos enviaron mensajes genuinos, sentidos y emotivos, sino que, respetando las normas sanitarias, nos acompañaron a despedirlo.No habrá palabras suficientes para agradecerles lo que han hecho por mi hermano.Si de algo estoy segura es de que brindáis, en un centro sinónimo de hogar, el tratamiento más importante para los pacientes y sus familiares, el cariño. "Todo de maravilla"Con todo mi afecto,