Leo en un periódico catalán que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña acaba de rechazar un recurso del Ayuntamiento de Salou que pretendía legalizar los cerramientos de balcones y terrazas en la localidad.Nunca he entendido esos absurdos cerramientos que estropean la estética de los edificios, que devienen tercermundistas, convirtiendo lo que es un maravilloso espacio abierto, muchas veces frente a preciosas vistas del mar, en un cuarto trastero, una sauna en verano, y donde hay que pasarse la vida limpiando los cristales...Lo que tiene que hacer el Ayuntamiento es no acceder a las pretensiones de quienes han incumplido la ley y obligarles a reponer el estado original del edificio, y no hacer apaños legales para legalizar algo tan contraproducente, antiestético y absurdo.Esos propietarios egoístas deberían tomar nota de lo que el confinamiento nos ha enseñado en cuanto a espacios abiertos más deseables que los cerrados.Solo en muy contadas ocasiones, como pueden ser ruidos muy altos, mala orientación, tendría justificación el cerramiento, pero siempre de forma conjunta y convenida por todos los copropietarios del edificio, y nunca cada uno a su libre albedrío.Este no es un problema únicamente de Salou. En Benidorm, por ejemplo, hay magníficas torres echadas totalmente a perder. Y en casi todas las ciudades españolas, especialmente en los barrios de la migración de los años del desarrollismo, es de vergüenza. Y también en Pamplona y en Estella hay abundantes ejemplos, aunque por suerte y gracias a las actuales políticas de aislamiento y renovación de fachadas se soluciona también el desastre estético de algunos cerramientos.La fachada dice mucho de quienes viven en el edificio... ¿De verdad son necesarios esos cerramientos? ¿Y tener el balcón lleno de trastos?Por suerte la Justicia parece que, al menos en el caso catalán, tiene más sentido común que muchos ayuntamientos y propietarios. Esperemos que siga así.Gracias, como siempre, por su publicación. Un cordial saludo.