Pasadas las fiestas navideñas y terminada la campaña Nochebuena con Lesbos puesta en marcha por el Teléfono de la Esperanza, Gazteluleku y Zaporeak, nos queda cumplir con el compromiso de informar sobre la recogida de donativos a favor de Zaporeak para que puedan seguir con su maravilloso compromiso de cocinar para los más desfavorecidos de toda Europa: el campamento Yate Pe de Lesbos, isla de Grecia próxima a Turquía.Han sido exactamente 13.000 € los que hemos transferido a la cuenta de Zaporeak. Todos y todas estamos encantados del resultado y del proceso llevado a cabo en vez de la cena de Nochebuena en familia que no se ha podido celebrar. Muchas gracias a patrocinadores, voluntarios, socios, amigos de las entidades convocantes y a todos los particulares contribuyentes a este resultado. Partíamos sin expectativas y nos hemos quedado sorprendidos gratamente. Pero sabíamos que nuestra tierra es generosa y solidaria con la necesidad, y así con ese dinero podrán repartir leche y fruta fresca por un largo período.Nos queda seguir informándonos del estado de estos miles de refugiados apiñados en un recinto sin salida física, ni laboral, ni legal, ni nada de ningún tipo mientras las autoridades de Grecia y la Comunidad Europea no encuentren una respuesta para quienes dejaron su país en busca de mejorar sus condiciones de vida. "Lanzarse al mar porque es más seguro que la tierra que se deja atrás". Qué desgraciados deben sentirse. Qué desafortunados deben sentirse al intentar llegar a no se sabe dónde y estar atascados en jaulas o infiernos como los campamentos en los que se encuentran. Arguineguin también existe.En el tema del comer lo tienen más o menos solucionado con las raciones que el Ejército les pasa, pero cuántos morirían sin el apoyo de Zaporeak, que me consta hacen unas comidas como las que comemos por aquí.En cuanto al tema del descomer, que es tan importante como el primero, las fotos que yo he visto no animan mucho a salir de las tiendas de campaña de noche, a 0 grados, con barro en el suelo y apenas sin luz, a unas letrinas que bien podrían visitar los mandatarios europeos. Y las duchas€ Menos mal que viene algún camión semanal y suelta los grifos para jolgorio de los más pequeños. ¡Cómo me gustaría estar allí para secarles con los albornoces que mis nietos dejan por pequeños!. Y jugar con ellos al bote bote, al marro, a la comba y al esconderite. Animarles a cantar y bailar con sus músicas y provocar las sonrisas de sus abuelos y sus padres en las noches de verano.Porque vendrán más nochebuenas, muchísimas gracias a todos-as. Eskerrik asko denori.

El autor Voluntario del Teléfono de la Esperanza