La vida en los pueblos pequeños es una lucha constante para intentar mantenerse y seguir existiendo. Cuesta tener un relevo generacional que se conforme con la vida austera y la escasez de servicios. Incluso pueden ver comprometida su existencia por los intereses de algunas empresas.Esto le puede pasar ahora a muchos pueblos del norte de Navarra como el mío, Gendulain, un pueblo de 8 habitantes de Esteribar en las faldas de un precioso monte: Aliseto.Las carencias de servicios son muchas. Por ejemplo, hasta abril de 2014 el único contador de luz estaba en Zuriain (distante 2 km.), proporcionando un servicio deficiente e incumpliendo todas las normativas.Hace aproximadamente un año nos enteramos de que una gran constructora madrileña (Sacyr) había puesto sus ojos en el norte de Navarra para instalar un gran parque eólico dividido en 5 zonas con aerogeneradores de 4 MW y 200 metros de altura (los primeros que se pusieron en la cima del Perdón tenían 59 metros). Afecta a nueve valles del norte de Navarra, incluido Esteribar, instalando alguna de sus moles a menos de 1.000 metros de distancia del núcleo urbano de Gendulain.Su objetivo es el beneficio económico que obtendrá con la energía que se genere a costa de los recursos de este lugar y camuflando sus desventajas con el argumento de que se trata de energía limpia.Y ahora, caprichos de la vida, son nuestros montes los que sirven de instrumento para que esa energía eléctrica, de la que hasta ahora carecíamos, sirva para que una empresa la venda a otras provincias y haga sus negocios.¿A esto le quieren llamar transición energética?