Leo con estupor que el Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo con la hostelería para instalar terrazas en la emblemática plaza de San José.Al igual que muchas personas de Pamplona, estoy enamorado de este rincón, y este propósito me parece una supina estupidez.La plaza de San José se caracteriza por ser un remanso de paz, un oasis en medio de la ciudad. La cobijan por un lado los regios muros catedralicios, por otro los conventos de las Carmelitas y Siervas y una serena vecindad. En esta plaza se puede leer y descansar en las tardes estivales arrullado por el sonido del agua de la fuente y las campanas. El palomar teresiano que aquí se encuentra nos evoca a la propia doctora de Ávila, ya que podemos decir que, aunque no pudiera estar físicamente en nuestra ciudad por los avatares de su gesta reformadora, este monasterio es obra y deseo suyo. Aquí rezan las Carmelitas, siendo un corazón palpitante de amor, y descansan las Siervas de su servicio a los enfermos. La vecindad también custodia este rincón. ¡No lo llenemos de titos por favor!Señoras y señores munícipes, no legislen a golpe de titular. Familias de la hostelería, nos hacemos cargo de vuestra terrible situación pero no propongáis chabacanadas. La paciencia todo lo alcanza. Creo que hay espacios mucho más apropiados para instalar chiringuitos que este claustro abierto pamplonés.