Casi todos los días nos toca leer noticias relacionadas con los jóvenes en las cuales se habla de cómo se saltan las normas sanitarias con fiestas, botellones y un largo etcétera. Pero lo que creo que nunca se ha hablado es de ese otro grupo de juventud que se dedica a superar esta crisis ayudando a los demás desde muchos frentes. Yo, por cercanía y porque me tocó vacunar a mi ama esta semana, sé que muchos jóvenes voluntarios de DYA y Cruz Roja (algunos incluso menores) dedican su tiempo libre a apoyar allá donde se lo pidan. Incluso en situaciones como el incendio de Bera, y creo que merecen se hable de ellos también. Porque son muchos los jóvenes que hacen las cosas bien, y porque no olvidemos que ellos son el resultado de nosotros, y no hace falta buscar mucho para ver que entre los adultos se cometen muchas más imprudencias y mucho más penables, teniendo en cuenta que estamos para darles ejemplo. Que nunca se nos olvide que este enemigo invisible y dañino les está robando la etapa más bonita de su vida y seamos capaces de ponernos en su lugar, de pensar cómo lo hubiéramos gestionado y de ver el aprendizaje tan duro que les está tocando. Hasta donde seamos capaces eduquémosles y, sobre todo, agradezcámosles lo que son capaces de hacer bien. Creo que lo merecen.