En contraste con el optimismo suicida de Sánchez que afirma que España es una democracia plena, conviene puntualizar que será necesario volver a reinventarla, pues se derrumba a pesar de la generosidad y paciencia de los dioses. Nuestros políticos son tan fatuos que se enorgullecen de ser el segundo país más longevo del mundo, como si fuera motivo de lucimiento tener que cuidar y alimentar a una población sin recursos. Este país ya no es propiedad de los españoles, pues pertenece a los fondos buitre y especuladores que nos tienen embargados garantizando lo que les debemos. Se pavonean del nivel cultural de nuestra juventud, aunque son los ingenuos que les forman, pero no les pueden dar empleo y tienen que salir a países desarrollados que se aprovechan de ellos. Catalanes y vascos plantean sendos referéndums de autodeterminación que supone un 30% del PIB. Felipe González, expresidente, es el presunto señor X fundador del GAL. El rey emérito está huido en Abu Dabi. Somos el país con mayor número de personas improductivas a las que hay que retribuir a cambio de nada: militares, policías, jubilados, curas y religiosos, parados sin oficio y de alta cualificación, pero que no tienen dónde trabajar. Los españoles son los creadores del género literario más prestigioso del mundo, pues aquí nació la novela picaresca que es el manual del pillo cínico para vivir sin trabajar y sin tener que disimular, pues históricamente ha aportado prestigio y popularidad. Con este ADN habría que analizar quién sería capaz de renunciar voluntariamente a ese status social. Qué banquero rechazaría ser rescatado con fondos públicos a causa de operaciones financieras fraudulentas fallidas sin tener que responder más que ante Dios y ante la historia. Bajo una clase militar golpista que amenaza con fusilar a 26 millones de hdlgp para solucionar el problema nacional.